¡Corta y recorta!

Después de un tiempo sin tocar el blog por motivos personales, por lo que os pido disculpas por adelantado, regreso a la actividad de este año con un artículo sobre un tema de esos que, cuando se hablan entre fotógrafos, generan polémica. Para ello me gustaría lanzar una pregunta al aire a través de la cual iré comentando mis experiencias y opiniones apoyadas con argumentos tanto a favor como en contra (si, me lanzaré piedras sobre mi propio tejado), porque aunque el título del artículo no puede ser más subjetivo, si es cierto que nadie está en la posesión de la verdad absoluta sobre estos temas. Así pues, ahí va esa pregunta y después el salto de la publicidad:

¿Se debe recortar una foto?

Si esta pregunta, redactada con las florituras que sean, la soltamos en cualquier foro sobre cámaras fotográficas/fotógrafos, podemos sentarnos cómodos y coger una bolsa de palomitas para empezar a leer argumentos tanto a favor como en contra. Las opiniones personales de gente tanto profesional como no profesional y que comenzó en la época de las cámaras analógicas, se enfrentará a los geeks que se han criado bajo el amparo de las cámaras digitales y se añadirán al tumulto aquellos que piensan que una fotografía sólo es pura si se ha encuadrado dentro del visor de la cámara y/o a la cual sólo se han realizado los retoques mínimos y justificables que podrían usarse a través de la química en los procesos de revelado a la antigua usanza. Asimismo también tendríamos un grupo de gente apoyando el uso de los sistemas de software como Photoshop o Lightroom, los cuales permiten realizar tantas variaciones en la fotografía que básicamente, no usarlos, es como tener un ferrari en el garaje y usarlo sólo para llevar a los niños al colegio entre semana. Amén de otros tantos grupos que nos ofrecerían multitud de opiniones, algunas muy elaboradas y otras no tanto, sobre donde está el límite de la edición en una fotografía.

Pero no nos vayamos por las ramas. Aquí no queremos hablar de modificar colores, hacer composiciones fotográficas complicadas o alterar la exposición de una fotografía. Aquí se habla de recortar, es decir, de tener una foto estupenda dentro de otra foto (un marco más grande, para que se entienda) y hacer uso de nuestras herramientas para sacar esa fotografía y tirar lo que sobra. Pero, ¿Debemos hacerlo o no?

Personalmente opino que depende del uso que le vayas a dar a la fotografía. Si lo tuyo es la fotografía por puro hobbie y no vas a venderla a nadie, lo más probable es que quieras satisfacer tu propio gusto (llámalo EGO o como quieras llamarlo). Evidentemente en este caso corta, recorta y quédate con esa foto que buscabas, pues no todos disponemos de un gran teleobjetivo para sacar una escena en un momento determinado en el cual nos hemos llevado un objetivo para retratos, por ejemplo, y sería una pena desechar una fotografía por hacer incluido más información de la necesaria en la foto. Mucha veces también puede ocurrir que lo que pensábamos que podría acompañar al sujeto principal de la fotografía, porque acompañaba a la imagen, luego no funciona cuando llegamos a casa. ¿Qué no te vale ahora? No pasa nada, recorta y santas pascuas. Una fotografía es un momento irrepetible y aunque luego intentes volver al mismo sitio a realizarla otra vez, hay tantas variables que se escapan a nuestro control que ya no tendría el mismo resultado.

Ahora bien, la cosa cambia si eres fotógrafo profesional. Normalmente un fotógrafo sabe de antemano el equipo que va a llevar encima para realizar un determinado trabajo en un día concreto, aunque si es cierto que en un momento la cosa pueda cambiar y tenga que improvisar. Lo que hay que tener en cuenta en este caso es el uso que le va a dar el cliente final a la foto. Si tu propósito es vender la fotografía a una empresa o un particular, examina el tamaño de la foto y resolución. Es posible que con muchos cortes la foto final no sea apta para la finalidad del cliente o para sus estándares de calidad. Por ejemplo, existen páginas web como Shutterstock donde puedes exponer tus fotografías si previamente han sido aceptadas por la empresa. Ellos aceptan la fotografía examinando una serie de factores, y uno de ellos es la resolución/tamaño de la foto. A las empresas de este tipo suelen acercarse desde diseñadores gráficos que trabajan para la pequeña y mediana empresa, como empresas de diseño para grandes marcas como Nike o Apple. Seguramente los del primer tipo no sean tan quisquillosos sobre el tamaño de una foto si la van a usar para el catálogo o folleto de un cliente, pero quizás los segundos si lo sean si necesitan una foto para la imagen corporativa que van a imprimir en mallas para cubrir edificios en varias capitales por todo el mundo.

En este caso hay que tener presente que si una fotografía tiene una resolución determinada y comenzamos a recortar, es posible que la composición final quede bien a la vista en un monitor de ordenador o incluso impresa como una foto de 9 x 15 cm, pero seguramente no sea posible usarla para otro tipo de soportes impresos o reproducciones a partir de unas dimensiones importantes. El caso es que la mayoría de los fotógrafos que hacemos ésto por hobby, no debemos preocuparnos por ello.

Os pongo un ejemplo de una fotografía de mi colección personal:

Captura de pantalla 2015-02-04 a las 19.11.28

Esta foto está sacada desde la rivera de un río y pertenece a una serie de 7 u 8 fotos tomadas en ráfaga con una Olympus Pen EPL-2 (de la cual ya os he hablando en anteriores artículos por ser excelente para Street Photography). En la foto podéis observar como aparece un ciclista que está prácticamente definido sobre la horizontal del puente que cubre el río. Lo único que pasa con esta foto es que a mi no me terminaba de convencer la cantidad de elementos extra que acompañaban a la foto, sobre todo por debajo, así que comencé a trabajar con ella hasta llegar al resultado que podéis ver a continuación:

"Ciclismo al fondo" (2013), por Abelardo García.

«Ciclismo al fondo» (2013), por Abelardo García.

Cómo se puede observar, esta fotografía, aparte del recorte realizado para dejar únicamente los elementos tales como la parte superior del puente por encima de los arcos, tiene un montón de modificaciones, pero realmente lo que le da su energía es el recorte realizado sobre todo lo demás. Incluso no alterando tanto la imagen, la misma podría funcionar de manera parecida.

Esta foto es un ejemplo de un trabajo que me satisface como autor y también como una fotografía que la gente que la ha visto la ha disfrutado bastante (de hecho la he presentado hasta en algún concurso, con más pena que gloria, pero a la gente parecía gustarle). Eso a mi personalmente me viene de perlas, ya que con los cortes realizados y la proporción «no formal» de la fotografía (hablaré sobre esto más adelante) he conseguido salvar una fotografía dándole un aspecto muy resultón.

El recorte de las fotografías debe limitarse a guardar la proporción original.

¿Alguien conoce Instagram? Pues si es así, supongo que sabrá que las imágenes que subimos a esta famosa red social son recortadas en formato 1:1 (como un cuadrado perfecto), es decir, fuera de lo llamado «proporción natural» de la foto a 4:3 (9 x 15 cm en papel foto). Está claro que la proporción es muy importante, sobre todo si vas a imprimir tus fotografías en papel, porque en ese caso tenemos que respetar las proporciones del medio y que la foto siga manteniendo el sentido dentro del mismo, pero no es estrictamente necesario hacerlo si la fotografía funciona como queremos fuera de los límites impuestos.

Hoy en día, gracias a Internet, creo que podemos saltarnos estas proporciones siempre y cuando tengamos claro como van a funcionar donde la vayamos a publicar o guardar. Si la vas a usar en tu portfolio, pues como que no importa mucho la proporción que tenga, al fin y al cabo la fotografía va ser útil así. Sobre el tema de las fotografías en soportes estandarizados, pues ya es otra cosa y al final va a depender mucho de como quede la foto dentro del mismo.

El recorte de las fotografías es una cosa de los fotógrafos digitales.

Mentira. Si bien es cierto que más fácil de realizar hoy en día gracias a los softwares dedicados existentes en el mercado, no es cierto decir que los recortes comenzaron con la era digital. Anteriormente muchos fotógrafos famosos han realizado recortes en sus fotografías.

Pongamos como ejemplo la fotografía más famosa de el Ché Guevara:

«Guerillero Heróico» por Alberto Díaz (también llamado Korda), 05.03.1960.

Esta fantástica toma fue realizada por un fotógrafo cubano llamado Alberto (Korda) Díaz. Cómo todo el mundo sabe se ha convertido en un icono del Siglo XX conocido mundialmente.

Pero la fotografía no era en su origen así. La toma que vemos sobre estas líneas no es más que un recorte realizado sobre la fotografía original y que podemos ver a continuación:

La fotografía original de Alberto Díaz.

La fotografía original de Alberto Díaz (Korda).

¿Qué ha pasado aquí? Pues que acabamos de convertir con 4 cortes lo que era una fotografía en la que está el Ché, ataviado con una chaqueta digna de Michael Jackson, con un señor a su izquierda y una palmera a su derecha, en todo un símbolo de la revolución comunista. Para que luego digan que 4 cortes no sirven para nada. No solo a nivel fotografía se ha mejorado la misma, sino también a nivel artístico y a nivel de diseño, ya que incluso se ha conseguido centrar la figura del personaje en la toma. ¿Se trata pues el resultado de una fotografía pura? No, pero sigue siendo una fotografía donde hemos aprovechado y respetando un mínimo de calidad, la obra original.

El autor y su obra.

El autor y su obra.

Y como este ejemplo disponemos de varios a lo largo de la historia de la fotografía. Si bien es cierto que lo ideal sería poder encuadrar siempre la escena entera y final dentro del visor de la cámara para que ésta se transportase a la memoria o película de la misma, pero hay veces que no es posible conseguirlo y debemos de proceder a buscar el recorte.

Otro fotógrafo muy famoso por realizar recortes en sus fotografías, y considerado como uno de los mejores fotógrafos del Siglo XX, es Arnold Newman. El Señor Newman tuvo la oportunidad de sacar fotografías a muchos personajes reconocibles de su época, entre los que se encontraban Pablo Ruiz Picasso, el presidente americano John Fizgerald Kennedy o la gran Marilyn Monroe. Lo curioso de este maestro enfocado al retrato, es que era un defensor del uso del recorte para llegar a la finalidad artística de la foto. A continuación os incluyo unas cuentas fotografías que muestran el trabajo de Newman sobre algunas de sus obras más famosas:

Fotografía original de Pablo Picasso a la izquierda y resultado tras el recorte a la derecha (foto final).

Fotografía original de Pablo Picasso a la izquierda y resultado tras el recorte a la derecha (foto final).

Fotografía de Igor Stravin­sky con su piano y el resultado tras el recorte.

Fotografía de Igor Stravin­sky con su piano y el resultado tras el recorte.

¿Podrían las fotos originales del Sr. Newman haber funcionado correctamente sin tener que realizar los recortes? Posiblemente, pero no hay nadie que pueda negar que tras los mismos el resultado obtiene mucha más fuerza.

Como pequeño inciso, si os gustan este tipo de fotografías, os vuelvo a recomendar el libro LIFE. Los Grandes Fotógrafos del cual ya os hablé en el blog y que podéis encontrar en Amazon a muy buen precio.

El recorte digital, fuerza mucho a nivel informático la información gráfica.

En un curso al que he podido asistir, el ponente nos comentó que siempre debíamos de huir de realizar recortes y modificaciones en las imágenes digitales, ya que las mismas producen efectos a nivel interno en las fotografías que puede hacer que la información no sea del todo exacta a la muestra original. O lo que es lo mismo, al cortar una foto para reorientar el horizonte, el ordenador mete cadenas de unos y ceros a nivel binario donde antes existía una información distinta, produciendo que la resolución de la foto y sus proporciones originales varíen.

No sé hasta que punto es cierto esto, ya que la información gráfica si es cierto que varía, pero mi opinión es que éste proceso es negado por los fotógrafos puristas que, cuando tenían que realizar su trabajo en la época analógica, tenían que respetar mucho las proporciones, el horizonte y el marco para poder usar el trabajo final sin realizar alteraciones después (ampliadoras, recortes con cuchillas, copiar de nuevo la foto, etc..).

De todos modos he considerado importante remarcarlo para que cada uno tome la decisión que considere más correcta.

Consideraciones finales

Durante el desarrollo del artículo creo haber indicado por encima que la decisión final sobre que hacer con la fotografía solo la tiene el autor. Esto no es una ciencia cierta y no hay nadie que te pueda decir que hacer, al final solo tú eres el máximo responsable de dejarte llevar y hacer lo que consideres necesario para poder obtener un resultado satisfactorio, ya seas amateur o profesional.

Espero que éste artículo haya sido de vuestro agrado y si tenéis cualquier cosa que añadir, haced uso del sistema de comentarios. Que aunque el artículo sea una visión objetiva sobre un tema controvertido, no cierro mis opiniones a otras nuevas que puedan ser mejores.

Un saludo y nos leemos.

REFERENCIAS:

The Arnold Newman Website

The Spirit of Photography | Arnold Newman.

Photography.ca: 3 reasons you SHOULD crop photos.

Pinteres «Iconic Photographs that were Cropped».

Hipertextual: «La foto más famosa del Che Guevara cumple 50 años».

La pluma del Tocororo: «Alberto Díaz : KORDA».

Ortografía revisada por el amigo Pedro Cano.